Para conservar el buen estado de tus joyas de plata, es importante realizar una limpieza regular. Lo más simple es pasarles un paño de algodón suave después de cada uso para retirar restos de suciedad, grasa o sudor. Pero si con el tiempo notas que la pieza perdió brillo o presenta zonas oscuras, existen diferentes métodos de limpieza que pueden ayudarte a recuperarla.
Limpieza con amoniaco (precauciones y pasos)
A diferencia de los métodos anteriores, el amoniaco es un producto más agresivo. Si bien es muy efectivo para devolver el brillo a la plata, hay que usarlo con cuidado porque puede dañar la pieza si se aplica en exceso o por mucho tiempo. Además, es importante proteger la piel utilizando guantes durante todo el proceso.
Existen dos formas de usar el amoniaco:
Amoniaco y agua a partes iguales: Se mezcla en un recipiente y se impregna un paño limpio en la solución. Luego, se frota suavemente la joya, sin excederse en el tiempo.
Amoniaco puro: También se puede usar sin diluir, pero en este caso es aún más importante reducir el tiempo de contacto con la plata. Impregne el paño en el amoniaco puro y frote brevemente la pieza.
En ambos casos, es fundamental no prolongar la aplicación, ya que el amoniaco reacciona rápido y puede dañar la superficie si se lo deja actuar demasiado. Una vez terminado el proceso, lavá bien la joya con abundante agua y un poco de jabón neutro para eliminar cualquier resto del producto. Después, secala por completo con un paño suave antes de guardarla.